La luna pone reflectores en el escenario de mi vida.
Me abraza y me enseña a través de su existencia.
Comprendo sobre hilos plateados que vagan entrelazados
más allá, de toda resistencia.
Aunque nadie entienda, aunque pocos quieran.
Esta unión no es una simple quimera,
pertenece a otro plano, a otra era.
Su profundidad no está en esta tierra.
Si la observas con el alma, podrás verla.
Allí estará siempre…donde?
próxima al del brillo de las estrellas.
Muy difícil ha de ser
el trabajo de tu espejo,
no sabe que reflejar,
aunque te mires de lejos.
Confundido está el cristal,
frente a una imagen tan dual.
Nada es integro y completo
ni veraz al cien por ciento.
Atrévete a ver quien sos,
compone tus dualidades,
no obligues a tus espejos
a partirse en más cistales.
Mira las aguas del lago
ellas sabrán que mostrarte.
Su nobleza y transparencia
alumbradas por la luna,
no te darán chance alguna
para que leas tu alma,
disipando toda bruma.
Con el corazón en la mano,
sentí en tu piel el temblor.
Leí todos tus temores,
te sostuve en el derrumbe
te abrigué en el crudo invierno
con tres leños y mi amor.
Y el verbo logró la magia
cada sílaba fue un capullo
cada palabra una flor.
Absorbiste de ese aroma
y con tu alquimia lograste
la mejor de las esencias.
Bebiste del manantial
y transformaste creencias.
Hoy la savia de tu ser
es mejor que tu perfume,
y lo sabio de tu alma
quedó tatuado en tu aura,
para que no se te esfume.
